Ediciones en lenguas extranjeras (EiLE)
¿QUÉ PARTIDO COMUNISTA NECESITAMOS? - escritos compressos
Sobre la naturaleza del nuevo partido
comunista
(Artículo
extractado, extraído de
La Voce nº1,
año I - marzo de 1999)
NOTAS
10. Sobre la forma de la
revolución socialista, ver págs.14-15 y págs.38-44 de CARC, F.Engels/10, 100, 1000 CARC por la
reconstrucción del partido comunista, 1995, Ediciones Rapporti Sociali.
11. Sobre estos temas ver
F.Engels, La evolución del socialismo de
la utopía a la ciencia, 1882, Ediciones Rapporti Sociali.
12. Lenin, Federico Engels, 1895, en Obras completas, vol.2.
13. K.Marx, Las luchas de clases en Francia desde 1848 a
1850, 1850, en Obras, vol.10.
14. K. Marx, La guerra civil en Francia, 1871 y F.Engels,
Introducción, 1891.
15. F.Engels, Introducción a “Las luchas de clases en Francia desde 1848 a 1850” de K.Marx,
1895, en Obras, vol.10.
16. Los revisionistas desde
comienzos del siglo XX (E. Berstein y cía) y los revisionistas modernos
(Kruschev, Togliatti, etc.) han tratado repetidamente de “poner de su parte” la
Introducción de Engels de 1895. “¿Acumulación gradual de las fuerzas revolucionarias
dentro de la sociedad burguesa? ¡Desde
luego!. Ahí están nuestros grupos parlamentarios cada vez más numerosos,
hábiles e influyentes, escuchados por el gobierno, nuestros votos en progresión
de elección en elección, nuestros
sindicatos en los que están inscritos millones de trabajadores y que ministros
e industriales escuchan e interpelan con respecto, nuestras florecientes
cooperativas, nuestras buenas casas editoriales, nuestros diarios y revistas de
gran tirada, nuestras manifestaciones de todo tipo cada vez más concurridas,
nuestras asociaciones culturales que agrupan a la flor y nata de la intelectualidad
del país, nuestra amplia red de contactos, nuestra presencia en puestos
influyentes, nuestra influencia en todas las categorías sociales. ¡He aquí la
acumulación de fuerzas revolucionarias que nos capacita para gobernar¡”. Es
demasiado forzado hacer decir estas
cosas a Engels que, a pesar de no haber visto todo lo que ha sucedido en el
siglo XX, alertó contra las falsas ilusiones, advirtió que el progreso
electoral del partido socialdemócrata alemán, señal del avance del socialismo
entre la clase obrera alemana y de su creciente hegemonía sobre las masas
populares, no continuaría hasta el infinito, señalando que la burguesía
“subvertiría su misma legalidad” cuando ésta la hubiese puesto en dificultades.
Pero el problema principal no es “lo que
Engels ha dicho verdaderamente”. El problema principal es que los hechos,
la realidad y los acontecimientos han
demostrado una y otra vez que las fuerzas acumuladas de las que hablan los
revisionistas se han evaporado como la nieve al sol en cada enfrentamiento
agudo y en cada crisis aguda de la sociedad cuando se ha puesto a la orden del
día la conquista del poder, allí donde estaban dirigidas por los revisionistas
y eran las únicas o las principales
“fuerzas revolucionarias” que la clase obrera había acumulado (basta
recordar la Italia de 1919-20, la Indonesia de 1966, el Chile de 1973). Ellas
han podido servir a ese objetivo sólo cuando eran las ramas legales, el brazo
legal de un partido y de una clase obrera que venía acumulando de otra manera
las verdaderas y decisivas fuerzas
revolucionarias (basta citar la Rusia de 1917).
17. No es una casualidad que
repetidamente se vea a pacifistas declarados convertirse en defensores de
la guerra en el curso de los
acontecimientos. Es llamativo el caso de G.Sofri, convertido en defensor de la
intervención militar de los imperialistas yanquis y europeos en los Balcanes.
Las cosas suceden de tal forma, a pesar de la voluntad de los pacifistas, que o
bien éstos se alinean contra las causas que determinan el curso de las cosas
(el imperialismo) o bien se alinean con
una de las partes en guerra, justificando de una u otra forma el abandono de su
pacifismo. Su pacifismo no puede cambiar el curso de los acontecimientos y por
consiguiente es el curso de los acontecimientos el que cambia su pacifismo. El
pacifismo no es una “tercera vía”. En algunos es un estadio transitorio hacia
un posicionamiento revolucionario o contrarrevolucionario con respecto a la
guerra imperialista, en otros es una política para impedir que las masas populares
tomen las armas contra la burguesía imperialista: predican el desarme y la paz
a las masas desarmadas a fin de dejar el campo libre a la burguesía
imperialista que está armada hasta los dientes y continúa armándose. Exponente
típico de esta segunda especie de “pacifismo” es el Papa Woityla.
18. Fue ejemplar al respecto
la Segunda guerra mundial. Ella fue al
mismo tiempo una guerra entre grupos imperialistas y una guerra entre la clase
obrera y la burguesía imperialista. La contradicción entre los dos aspectos ha
caracterizado la naturaleza, la marcha y el desenlace de la Segunda guerra
mundial. Entre los que no comprenden esta contradicción o que la niegan por
interés político, hay algunos que destacan unilateralmente un aspecto (guerra
interimperialista) y otros otro (guerra de clase), pero tanto unos como otros
se dan de bruces con los hechos y se pierden en una maraña de contradicciones
lógicas de las que no aciertan a salir.
Sobre
esta contradicción que caracteriza a la Segunda guerra mundial, ver el artículo
de M.Martinengo El movimiento político de
los años treinta en Europa, en Rapporti
Sociali n.21, 1999.
19. Lenin, Informe sobre la revolución de 1905,
22.1.1917, en Obras completas,
vol.23.
20. Hay que señalar, en
cambio, que los mismos estaban seguramente preparados y capacitados para poner
a punto un plan para una huelga general, para fundar una cooperativa, organizar
una editorial, dirigir una campaña electoral,
etc. En suma para todos aquellos campos en los que se venía desenvolviendo hasta
entonces la actividad del movimiento socialista y sindical italiano y la de
gran parte de los partidos de la Segunda internacional.
21. Ver a este respecto: las
dos cartas (10 de enero y 2 de abril de 1924) de A.Gramsci a Z.Zini publicadas
en Rinascita n.17, 25 de abril de
1964; el capítulo 6 de la Historia del
Partido comunista italiano de P.Spriano, vol.1; los capítulos 14 y 15 de
R.Del Carria, Proletarios sin revolución.
22. Del Prefacio de J.Duclos
del 1972 a las Obras Escogidas de
G.Dimitrov, Ediciones Sociales, págs.21-22.
La
Dirección de la Internacional comunista mantuvo una posición indefinida acerca
de la forma de la revolución socialista. Durante cierto tiempo pensó que, en
algunos países de Europa occidental (en particular Italia y Alemania), la clase
obrera lograría tomar el poder con
partidos comunistas improvisados o con partidos que, como el PSI, se habían
adherido, sólo formalmente, a la Internacional comunista. En una segunda época
trató de promover movimientos insurreccionales que fracasaron: expresión de
esta tendencia es la publicación de La
insurrección armada de A.Neuberg. En un tercer momento (1935-VII Congreso)
lanzó la línea de los Frentes populares antifascistas de la que cada partido
dio interpretaciones muy diferentes. La concepción de la revolución socialista
como insurrección (como conquista del poder mediante una acción de breve
duración - cosa diferente es la insurrección como operación táctica en el marco
de una guerra, como las insurrecciones
de la primavera de 1945 en Italia), encierra al partido comunista en una situación en la que la conquista del
poder por parte de la clase obrera se hace imposible, salvo casos
excepcionales. Efectivamente, en el período precedente a la insurrección, el
partido y las fuerzas revolucionarias adquieren grandes experiencias, pero en
campos que tienen poco que ver directamente con la conquista del poder. Las
experiencias del Partido van más allá de
las actividades legales (que precisamente tienen poco que ver directamente con
la conquista del poder y con la instauración de un Estado), solamente en casos
limitados y ocasionales, bajo el impulso de la emoción, en tumultos o
enfrentamientos callejeros, en acciones autónomas de individuos o pequeños
grupos, ante las provocaciones de las fuerzas represivas o bien como resultado
de la indignación. En ningún caso se
trata de operaciones militares
coordinadas y combinadas de una guerra iniciada y dirigida por el partido,
ni de operaciones tácticas encuadradas en un plan militar diseñado por el partido,
en el que nuestras fuerzas llevan la iniciativa y de la que extraen atentamente
los resultados y enseñanzas. Este partido y las fuerzas revolucionarias
acumuladas en torno a él, que no tienen ninguna experiencia militar y que no
han sido adiestradas por una experiencia práctica en el arte de la ofensiva, en
la guerra, en la organización y dirección de los hombres en el combate,
¡deberán improvisarse como fuerzas capaces para una acción rápida y enérgica
cuyo desenlace se decide en pocos días, si no en pocas horas, como sucede en el
caso de una insurrección!
23. PCE(r), La guerra de España, el PCE y la
Internacional comunista, 1993-1995, Ediciones Rapporti Sociali.
24. Mao Tse-tung, Sobre la guerra prolongada, 1938, en Obras de Mao Tse-tung, Ediciones Rapporti Sociali, vol.6.
25. Sobre la naturaleza del
régimen de la DC remitimos a El fiasco
del 27 de marzo de 1994, en Rapporti
Sociali n.16, invierno 1994-1995.
26. La
línea general del partido, en F. Engels/10, 100, 1000 CARC por la
reconstrucción del partido comunista, 1995, Ediciones Rapporti Sociali.
27. De Los Estatutos de los CARC, 1997, Ediciones Rapporti Sociali, pág.9.
28. Las formulaciones expresan
el concepto, pero el concepto no se encuentra completamente definido en ninguna
formulación. Si separamos la formulación del concepto, hacemos lo que hacen los
juristas burgueses con respecto a las formulaciones de las Constituciones, de
los Códigos, etc., con el resultado de que cada jurista u organismo hace decir
a una misma formulación cosas diferentes. Si se repasan las publicaciones de
los CARC, se encuentran a menudo formulaciones un poco diferentes de la línea
general del partido comunista, utilizadas
para expresar el mismo concepto. Con ellas se trata de expresar cada vez
mejor el concepto, de recoger mejor en
la formulación un aspecto del concepto que ha pasado a ser importante en la práctica, de prestar
atención a la elaboración de una formulación que abarque cada vez más aspectos,
que sea más exacta y exhaustiva.
29. Entre las FSRS italianas
hay algunos que sostienen que el nuevo partido comunista debe tener entre sus
miembros desde el comienzo a nutridos y representativos grupos de obreros de
los mayores centros productivos del país.
Si estos compañeros piensan que el nuevo partido
comunista debe nacer de la confluencia y del mandato de diversas organizaciones
obreras actuales (como “rama política” de COBAS, SLAI-COBAS, etc.), al igual
que a comienzos del siglo XX nació el partido laborista inglés por mandato,
como “brazo político” de las Trade Unions, y como nacieron en el último cuarto
del siglo pasado algunos partidos socialistas, incluido el PSI, en base a las
sociedades de socorros mutuos y de otros organismos defensivos de la clase
obrera, ellos también “quieren hacer retroceder el reloj de la historia”.
Si
en cambio quieren que se formen nutridos y representativos grupos de obreros
comunistas antes de que se constituya el partido comunista, la suya es una
pretensión arbitraria, semejante a la de los camaradas que quieren un partido
que nazca ya reconocido por las masas como su dirección. Esta pretensión
contrasta tanto con la experiencia del movimiento comunista internacional como
con el desarrollo concreto del movimiento comunista en nuestro país. Es una
pretensión arbitraria que lleva a aplazar para un tiempo indeterminado la
constitución del partido comunista que hoy es necesaria y posible.
En
cambio, nosotros compartimos plenamente la tesis de que la formación de
nutridos y representativos grupos de obreros comunistas transformará al nuevo
partido comunista y lo llevará a alcanzar un nivel al que nuestros actuales y
modestos inicios habrán contribuido.
30. Ver a este respecto Rapporti Sociali n.4, 1989, págs 26-31.
31. K. Marx - F. Engels, La ideología alemana, 1845-1846, en Obras, vol.5.
32. Este concepto está bien
ilustrado en Stalin, Fundamentos del
leninismo, 1924.
33. Véase al respecto el Programa de Ordine Nuevo y de la sección socialista turinesa, abril
de 1920.
34. ¿Es suficiente que un
partido sea clandestino para que pueda acometer con éxito su labor? Es obvio
que no. El factor principal del éxito de un partido comunista es su línea
política. Si la línea política es equivocada, la estructura clandestina no
librará al partido de la derrota. Sin embargo, la estructura clandestina hará
menos difícil al partido extraer la lección de las derrotas y corregir la
línea. El éxito del partido comunista depende en definitiva de su ligazón con
las masas: una línea justa desarrolla la ligazón con las masas, una línea
errónea reduce la ligazón con las masas, la obstaculiza. Si un partido
comunista clandestino mantiene una línea errónea, a la larga no logrará ni
siquiera mantenerse como partido clandestino y será derrotado también en este
terreno, porque la clandestinidad del partido no es el fruto de la aplicación
de una técnica, sino que sólo puede ser conservada gracias a la ligazón con las
masas, al apoyo que el partido gracias a su línea es capaz de recoger entre las
masas.
35. Hablamos del Partido
comunista chino hasta 1927.
36. Véase sobre este tema
CARC, F. Engels/10, 100, 1000 CARC por la
reconstrucción del partido comunista, 1995, Ediciones Rapporti Sociali y
Pippo Assan,
Cristoforo Colombo,
Ediciones della vite, 1988, Firenze.