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(nuovo)PCI (nuevo)Partito comunista italiano

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Intervención (integral) del Comité Central del (nuevo)PCI en la “Conferencia Internacional acerca de las crisis económicas del imperialismo” (Amsterdam, 28-29.03.2024) promovida por el Frente Democrático Nacional de Filipinas (FDNF)


12 de abril 2024


Queridos camaradas,

el (nuevo)PCI saluda la iniciativa organizada por el FDNF sobre la naturaleza y el origen de la crisis del capitalismo en la era imperialista.

Estamos en vísperas de un punto de inflexión decisivo en la lucha que caracteriza la era imperialista entre el establecimiento del socialismo y la decadencia de la sociedad burguesa. Estamos en medio de esos cambios objetivos indicados por Lenin como característicos de una situación revolucionaria: "1. imposibilidad de que las clases dominantes conserven su dominio sin cambiar su forma; 2. una agravación mayor de lo habitual de la angustia y miseria de las clases oprimidas y 3. en virtud de las causas mencionadas antes, un aumento contundente en la actividad de las masas". Sin embargo, Lenin también advirtió que la revolución surge solo de aquellas situaciones revolucionarias en las que estos elementos objetivos se agregan a una transformación subjetiva: "la capacidad de la clase revolucionaria para llevar a cabo acciones revolucionarias masivas lo suficientemente fuertes como para poder romper o dislocar el antiguo gobierno que nunca, ni siquiera en un periodo de crisis, ‘cae’ si no lo derrocan". Solo las masas populares pueden solucionar las contradicciones en las que están agitándose, pero solo pueden hacerlo bajo la dirección de los comunistas y siempre que ellos tengan una comprensión bastante avanzada de las condiciones, formas y resultados de la lucha de clases y sobre la base de esto empujarla hacia adelante.


La comprensión de la naturaleza y el origen de la crisis actual es esencial para los comunistas: de ella se deriva la definición de la línea general (estrategia revolucionaria y táctica) que el partido comunista debe seguir para llevar a las masas populares a la conquista del poder. Es indispensable especialmente para los comunistas de los países imperialistas. La revolución socialista en estos países (al menos en uno o algunos de ellos) es la condición para evitar una tercera guerra mundial desplegada y para levantar una nueva ola de revolución proletaria.

En los países atrasados en términos capitalistas como Rusia y China en el siglo pasado, era ampliamente conocido el progreso que los hombres podían y debían hacer (pero que era imposible de hacer con los nobles y la burguesía al mando), de ahí la revolución soviética y la revolución de nueva democracia. Hoy en los países atrasados en términos capitalistas (los países oprimidos por el sistema imperialista), qué progreso y transformación de su condición es posible, todo los inconformes con el estado actual de las cosas lo ven en los países imperialistas, en los primeros países socialistas y en los que se derivan de ellos. En los países imperialistas, las masas populares deben destruir por iniciativa propia un orden que las asfixia pero que, por malo que sea, les da de comer, y construir un nuevo sistema social que conocen solo en términos generales, que la burguesía denigra por medios refinados y del que trata de distraerlas de mil maneras. Entonces, solo una ciencia profunda del curso de las cosas hace que los comunistas de estos países puedan comprender qué camino es posible y necesario y guiar a las masas populares a llevarlo a cabo.


Hoy en día en la Movimiento Comunista Consciente y Organizado (MCCO) internacional se extienden dos tesis erróneas sobre la naturaleza y origen de la crisis actual del capitalismo.

1. Que la crisis actual es principalmente una crisis financiera: son las finanzas y su agitación las que perturban la economía real. La financiarización de la economía sería causada por la libertad de acción que los Estados han otorgado a los bancos, fondos de cobertura y monopolios al eliminar o flexibilizar las regulaciones nacionales e internacionales.

2. Que la crisis actual es básicamente una crisis cíclica, como las analizadas por Marx y propias de la era pre-imperialista de la sociedad burguesa (la primera crisis cíclica ocurrió en 1825 y la última en 1865, tras la sucesión de 1825-1836, 1847-1857, 1865 y luego la Gran Depresión de 1873-1895, calificada por Engels como "el atolladero de la desesperación de una depresión permanente y crónica"), caracterizada por la sucesión decenal de períodos de prosperidad, sobreproducción de bienes, contracción y estancamiento de la actividad económica, recuperación de esta, provocados principalmente por el desequilibrio entre demanda y oferta de bienes y el carácter anárquico de la producción. La solución a estas crisis vino del propio movimiento económico de la sociedad burguesa. Con la entrada en la era imperialista de la sociedad burguesa (ocurrida en el último cuarto de siglo XIX y en cuanto a sus características económicas ilustradas magistralmente por Lenin en su panfleto de 1916), las crisis cíclicas continúan existiendo, pero pierden su importancia: se convierten en oscilaciones relativamente pequeñas entre periodos de desarrollo y periodos de depresión.

Ambas tesis contribuyen a mantener la gran parte del movimiento comunista de los países imperialistas sumida en las desviaciones históricas del economicismo (demandas políticas y sindicales para mejorar las condiciones de vida y de trabajo) y el electoralismo (participación en la lucha política burguesa, en las elecciones y asambleas electivas) con el fin de condicionar la acción de los gobiernos burgueses en un sentido favorable a las masas ("más Estado, menos mercado", regulación de las actividades financieras, inversión en nuevas tecnologías, aumento de salarios, amortiguadores sociales, etc.) con la expectativa de que "una revolución estalle", en lugar de centrarse en la conquista del poder por parte de la clase trabajadora y las masas populares organizadas (establecer la dictadura del proletariado y, a través de esta, la democracia proletaria) y dirigir conscientemente a esto también la promoción de la lucha reivindicativas y la participación en la lucha política burguesa. Acabar con el desastre del capitalismo es una guerra popular revolucionaria: la multiplicación de luchas reivindicativas y la participación en la lucha política burguesa acompañada de la propaganda del socialismo, de la historia del movimiento comunista y sus logros, de la experiencia de la URSS y otros países socialistas no son suficientes.


En la era imperialista, el fenómeno decisivo del movimiento de la sociedad es la sobreproducción absoluta (es decir, no limitada a algunos sectores, sino extendida a toda la economía) de capital, que Marx había tratado en el Libro III de El Capital. Marx había ilustrado tanto que la sobreproducción absoluta (debida a la tendencia decreciente de la tasa de ganancia inherente al modo capitalista de producción de mercancías) de capital se convertiría tarde o temprano en el factor determinante del curso de las cosas, como las medidas a las que por su naturaleza recurrirían los capitalistas para retrasar la salida catastrófica del mismo. Engels, y después de él Lenin y Stalin, entendieron que el capitalismo había entrado en una nueva era e identificaron las características económicas y políticas de la misma, pero no las conectaron con la sobreproducción absoluta de capital prevista por Marx. Esta brecha contribuyó a las limitaciones que impidieron que el MCCO estableciera el socialismo en los países imperialistas durante la primera ola mundial de la revolución proletaria (1917-1976). Es significativo que los comunistas al final de la Segunda Guerra Mundial esperaran una reanudación de la crisis económica, en lugar de la reanudación de la acumulación de capital. Los revisionistas modernos (defensores del camino pacífico hacia el socialismo, de la cooperación del campo socialista con el campo imperialista, de la selección en los países socialistas de dirigentes sobre la base de sus resultados en términos de desempeño económico y de solución de tareas inmediatas, en lugar de la selección sobre la base del progreso en la construcción del socialismo) explotaron el error de análisis de la izquierda en el seno del movimiento comunista a favor de su tesis de que las sociedades burguesas habían entrado en una fase de desarrollo progresivo estable en los campos económico y político y la interpretación del "capitalismo de rostro humano" (1945-1975) como una señal de que los dos sistemas sociales, capitalista y socialista, convergían.

La crisis por sobreproducción absoluta de capital radica en el hecho de que el capital resultante al final de un ciclo de producción de mercancías es mayor que el que los capitalistas pueden reutilizar de manera rentable en el ciclo sucesivo. Si lo emplearan todo, obtendrían una masa de ganancias igual o menor a la que obtuvieron en el ciclo de producción terminado, por lo que no lo hacen. Los capitalistas emplean de manera diferente el capital-dinero con el que se encuentran cuando han vendido los bienes producidos por sus empresas. La fracción de capital utilizada en la producción y circulación de bienes, aunque insuprimible, se vuelve secundaria y extremadamente reducida en comparación con el conjunto de capital que los capitalistas deben valorar: en 2013, según estimaciones del BRI, FMI y BM, ascendía al 7% de todo el capital mundial ($ 75,000 billones de un total de $ 1,070 billones). Esta situación genera crisis que, aunque nacen de la economía, se generalizan, es decir, afectan a todos los ámbitos de la vida asociada: política, moral, cultura, medio ambiente. Dentro del sistema capitalista de relaciones sociales, encuentran su solución temporal en el terreno político, en una agitación general de los sistemas sociales a nivel de los países individuales y del sistema de relaciones internacionales. El establecimiento del socialismo y la construcción del socialismo por parte de las masas populares dirigidas por los partidos comunistas son en todos los países la solución positiva y el fin de esta agitación.


Tras el período del "capitalismo de rostro humano" del cual la reanudación de la acumulación de capital a través de la producción y circulación de bienes a escala global fue un aspecto fundamental, desde mediados de los 70 el capitalismo se ha sumido en su segunda crisis general por sobreproducción absoluta de capital (CGxSAC).

"Segunda" porque posterior a la primera, que comenzó alrededor de los primeros años del siglo XX y culminó con el fin de la Segunda Guerra Mundial con la relacionada destrucción de capital, seres humanos y medios y con la constitución de los primeros países socialistas y el comienzo de su historia. Entender el origen y la naturaleza de la primera crisis general del capitalismo es crucial para entender la historia política y cultural del siglo pasado y extraer lecciones de ella a fin de enfrentar con éxito hoy la segunda crisis general en curso, en la que hemos estado involucrados durante unos cincuenta años, convertirla en el terreno en el que se desarrolle la revolución socialista y poner fin a la crisis con el establecimiento del socialismo.

Ni los cuidados de la derecha burguesa basado en la teoría de la oferta (el gobierno debe tomar medidas que aumenten las ganancias a los capitalistas que emplean proletarios en la producción de bienes) ni los de la izquierda burguesa basados en la teoría de la demanda (el gobierno debe dar dinero a los proletarios y otros trabajadores) han puesto y pondrán fin a la crisis porque, tras el agotamiento de la primera ola de la revolución proletaria, la iniciativa en el campo económico está nuevamente en manos de los capitalistas y el motor de la economía capitalista (lo que impulsa a un capitalista a emplear proletarios) no es la producción de mercancías sino la producción de ganancias: el problema radica precisamente en el hecho de que más allá de ciertos límites el aumento de la producción de mercancías no provocaría un aumento sino una disminución de la masa de ganancias y ningún capitalista contrata a más trabajadores para tener menos ganancias.

La segunda CGxSAC está provocando una serie de consecuencias devastadoras para las masas populares y pone en riesgo la supervivencia de la humanidad y el planeta: la expansión de las guerras y de las actividades productivas y de investigación encaminadas a la guerra, la invención de nuevas sustancias (muchas de las cuales se ponen en uso sin haber verificado que no son dañinas) y la multiplicación de bienes y actividades que entran como nuevas mercancías en el consumo de los seres humanos, la devastación del planeta con la contaminación de la atmósfera, los mares y la tierra, la eliminación de conquistas (en términos de seguridad, igualdad, solidaridad, educación y atención médica) que las masas populares, justamente en los países imperialistas, le habían arrebatado a la burguesía en el período 1917-1976 y la resultante guerra no declarada de exterminio, la recolonización de los viejos países coloniales y de los países socialistas y la inducción de la emigración de poblaciones que deben dejar espacio para plantaciones y actividades extractivas, embrutecimiento intelectual y moral.

Pero, esto a su vez aumenta la resistencia espontánea de las masas, aumenta los aliados potenciales del proletariado en la revolución socialista, amplía la brecha entre las masas y la clase dominante. Las masas populares aprenden de su experiencia: no son "infinitamente manipulables", como piensa la izquierda burguesa y como teorizan los intelectuales del "control social total".

Esta resistencia espontánea que, debido a su crisis, la burguesía no puede dejar de alimentar, es el terreno que necesita el trabajo de nosotros los comunistas para convertirse en una marea creciente y acabar con el sistema capitalista. Tomar la delantera de esta resistencia convirtiéndola en la fuerza revolucionaria que pondrá fin a la dominación de la burguesía es la tarea de los partidos comunistas.


En el año del centenario de la muerte de Lenin, ¡ recojamos su enseñanza y su esencia ! El leninismo desarrolló la ciencia comunista fundada por Marx y Engels en la medida conforme a la necesidad de la lucha política que estaba a la orden del día. Gracias a estos desarrollos, el partido de Lenin logró impulsar la primera revolución socialista victoriosa, que dio inicio a la primera ola mundial de revolución proletaria, que involucró también a los países coloniales y semicoloniales y a la construcción del primer país socialista que, bajo el liderazgo de Stalin, derrotó toda agresión hasta 1945.

Para estar a la altura de las tareas políticas que la situación revolucionaria nos enfrenta hoy, debemos hacer lo mismo, es decir, desarrollar la ciencia comunista en una medida conforme a las condiciones que la lucha de clases ha alcanzado.


Deseamos a la Conferencia un debate fructífero, que sea portador de desarrollos útiles para el resurgimiento del MCCO en todo el mundo, empezando por los países imperialistas.

Comité Central del (nuevo)Partido Comunista Italiano