La octava discriminante

Cap I

lunedì 3 luglio 2006.
 

Sumario


 

I

 

Constituir el nuevo partido comunista italiano es la síntesis de las tareas de los comunistas italianos en esta fase. 

Decimos "nuevo" no sólo en términos organizativos, sino, sobre todo, porque es erróneo pensar que se trata simplemente de reconstruir el viejo partido comunista que los revisionistas modernos han corroído, corrompido, disgregado y finalmente liquidado. No es una casualidad que todos los intentos que se han basado en este último criterio ("volver a crear el viejo partido", tal cual se encontraba antes de que los revisionistas se apoderaran de la dirección) no han tenido éxito. En Italia todos conocemos la trayectoria del Partido comunista de Italia (m-l) (Nueva Unidad). Pero esta tesis, por lo que conozco, tiene validez universal. Para nosotros, como marxistas, es fácil comprender que si todos o casi todos los partidos del viejo movimiento comunista (lo que constituyó la Internacional Comunista) han acabado siendo presa del revisionismo moderno, eso no ha sido a causa de ningún individuo o dirigente traidor, sino por un motivo que es universal: porque la parte mejor de los viejos partidos comunistas (la izquierda) no supo oponerse acertadamente a la influencia de la burguesía sobre ellos. La causa de esto reside en los límites de la concepción que guiaba a la izquierda. Los revisionistas modernos se apoderaron del viejo movimiento comunista y lo llevaron a la liquidación, tras algunas décadas, porque la izquierda no supo superar sus límites ni elaborar una línea adecuada para continuar avanzando y acometer las tareas planteadas precisamente por los grandes éxitos alcanzados por el movimiento comunista durante la primera mitad del siglo que apenas ha terminado. 

Los nuevos partidos comunistas tienen que identificar y superar esos límites (1). Sólo así desempeñarán con éxito el papel que les compete en la nueva oleada de la revolución proletaria anunciada por la segunda crisis general del capitalismo y la situación revolucionaria en desarrollo. 

Los nuevos partidos comunistas tienen que basarse sobre todo en el patrimonio del movimiento comunista y en el balance de toda su experiencia histórica. Por consiguiente, no deben basarse simplemente en el marxismo-leninismo, sino en el marxismo-leninismo-maoísmo. Limitarse al marxismo-leninismo significa el rechazo a tener en cuenta el balance de la primera oleada de la revolución proletaria (primera mitad del siglo XX) (2); significa rechazar los límites del viejo movimiento comunista que le impidieron aprovechar los grandes éxitos alcanzados hasta la mitad del siglo XX (3) y que permitieron al revisionismo moderno apoderarse de él, corroerlo y corromperlo desde dentro hasta la pérdida de gran parte de las posiciones conquistadas; significa también privarse de los instrumentos aportados por el balance del gran avance logrado por el movimiento comunista durante sus primeros cien años de vida y del gran retroceso sufrido en los cincuenta años siguientes. Este balance es indispensable para el éxito de la nueva oleada de la revolución proletaria, único acontecimiento que puede poner punto final a la segunda crisis general del capitalismo. 

En el Proyecto de Manifiesto Programa publicado por la SN de los CARC en octubre de 1998 se da por sentado que el nuevo partido comunista debe basarse en el marxismo-leninismo-maoísmo y que el maoísmo es la tercera etapa superior del pensamiento comunista, tras el marxismo y el leninismo (4). Pero esta tesis sólo es aceptada hoy abiertamente entre las FSRS italianas por los CARC y Rossoperaio. Las demás FSRS se muestran reticentes a aceptarla en una y otra medida e incluso la rechazan. En el n.19 de Rapporti Sociali de agosto de 1998 (Seis discriminantes y cuatro problemas) la aceptación del maoísmo se situaba entre los problemas sobre los que el posicionamiento de las FSRS no estaba todavía claro. Me parece que la situación sigue siendo esencialmente la misma. De hecho no se ha desarrollado entre las FSRS italianas un debate que se corresponda con la importancia que el tema reviste para los objetivos de la actividad política. 

Hace casi un año (en septiembre de 2000) la redacción de la revista Scintilla dirigió una "carta al movimiento comunista de Italia" titulada ¡Unir las fuerzas! En ella proponía un acuerdo entre «todos los grupos comunistas» y establecía como «condiciones indispensables, discriminantes y fundamentales veinte «puntos inamovibles», basados en la «aceptación de la ideología marxista-leninista» (5)!” - todos ellos igualmente importantes - sin las cuales no tiene sentido hablar de unificación de los comunistas». El Comité marxista-leninista de Italia ha publicado recientemente su "carta a los comunistas" con una propuesta de puntos y documentos de referencia para la reconstrucción del partido comunista a la que convoca a todos los comunistas (La vía del comunismo n. 13, l 9 de abril de 2001). También estos puntos y documentos están basados en el marxismo-leninismo. Lo que caracteriza estas plataformas y otras análogas que se proponen, es que cada una de ellas selecciona algunas "verdades universales" o algunos documentos básicos del viejo movimiento comunista (lo recogido por la Internacional Comunista para entendernos) que los revisionistas modernos han negado y denigrado y proponen darles el lugar que ocupaban. Es una propuesta sobre la que indudablemente todas las FSRS deben estar de acuerdo, pero que tiene políticamente el mismo valor que si en los años 20 del siglo pasado se hubiera propuesto la unidad sobre la base del marxismo o, más exactamente, sobre la base del Manifiesto del partido comunista o de algún otro documento de Marx o Engels. Es como cuando los compañeros de Iniciativa Comunista proponen la "fusión del movimiento obrero con el comunismo científico" (La riscossa n.2) dando por descontado que todo el mundo conoce y comparte lo que ellos entienden por comunismo científico y que, en cambio, sobre lo que existen divergencias es sobre la fusión del comunismo científico con el movimiento obrero (La Voce n. 3 pág. 15). 

El estudio de estas propuestas confirma precisamente la tesis de que si no se acepta que el maoísmo es la tercera etapa superior del pensamiento comunista después del marxismo y el leninismo, no se puede avanzar ni en la comprensión de los problemas a los que nos enfrentamos ni en la elaboración de la línea para afrontarlos con éxito. 

Todas este propuestas se basan, en efecto, en la vuelta a los principios revolucionarios del viejo movimiento comunista liberándolos de las deformaciones y mutilaciones que los revisionistas modernos han hecho de ellos. Pero si bastara con volver a lo viejo, si las armas del viejo movimiento comunista fueran suficientes para resolver nuestros problemas, ¿por qué nuestros viejos compañeros (los Secchia y tantos otros compañeros de la izquierda del PCI, por referirnos solamente a Italia) nunca lograron hacer frente a los revisionistas modernos y proseguir el avance del movimiento comunista, a pesar de estar en condiciones mil veces mejores que en las que hoy nos encontramos? 

Para que el movimiento comunista renazca es necesario dar respuesta a los problemas que nuestros viejos compañeros no supieron dar. Esta respuesta está esencialmente en el maoísmo. 

En 1924, Stalin ilustró en qué consistía el leninismo en las conferencias que impartió en la universidad de Sverdlov, recogidas posteriormente en el folleto de Fundamentos del Leninismo.(7) Tras demostrar que la respuesta de que "el leninismo es la aplicación del marxismo a las condiciones específicas de la situación rusa" y la de que "el leninismo supone el renacimiento de los elementos revolucionarios del marxismo" enterrados por los oportunistas de la Segunda Internacional eran dos respuestas restrictivas, Stalin responde que "el leninismo es el marxismo de la época del imperialismo y la revolución proletaria". Tesis que después expuso detalladamente señalando una por una las aportaciones originales de Lenin a la ciencia de la revolución proletaria, a la concepción del mundo y al método de pensamiento y acción del proletariado revolucionario. La conclusión a la que llegaba Stalin era la de que en la nueva época ya no era posible ser marxista si no se era también leninista, es decir, que era preciso ser marxista-leninista. La conclusión a la que hoy llegamos es que hoy es imposible ser marxista-leninista si no se es también maoísta, es decir, que es preciso ser marxista-leninista-maoísta. 

¿Por qué los partidos comunistas fundados en los años 20 debían asumir como patrimonio teórico propio el marxismo-leninismo y no simplemente el marxismo? 

Porque los partidos comunistas, para estar a la altura de las tareas políticas que debían acometer, tenían que distinguirse de los partidos que no apoyaban la Revolución de octubre, no defendían la dictadura del proletariado, no se adherían a la Internacional Comunista y se limitaban a la lucha electoral, parlamentaria, sindical, cultural, a la lucha organizada por medio de cooperativas y en general al conjunto de actividades con las que la clase obrera de Europa occidental se convirtió en actor independiente de la lucha política durante la segunda mitad del siglo XIX, actividades que se habían demostrado completamente insuficientes para la conquista del poder. No bastaba con desprenderse de las deformaciones y mutilaciones llevadas a cabo por los oportunistas de la II internacional. No bastaba con no colaborar con la burguesía y desarrollar honestamente las viejas tareas que incluso habían sido tan útiles al proletariado y que en muchos aspectos todavía lo seguían siendo. Desde que se inició la época del imperialismo y la revolución proletaria, el rechazo del marxismo-leninismo en nombre del marxismo pasó a ser la bandera de los partidos burgueses que buscaban su clientela entre los obreros, es decir, del ala izquierda de la burguesía. Para estar a la altura de las tareas políticas de la época, era preciso dotarse no sólo de nuevos conceptos e instrumentos, sino también adoptar nuevas formas de lucha. Hoy sucede lo mismo. Para estar a la altura de las tareas políticas que debemos acometer tenemos que tener una comprensión clara de los motivos por los que el movimiento comunista ha perdido gran parte de las conquistas logradas, tenemos que distinguirnos de los partidos que no adoptan la guerra popular prolongada como forma universal de la revolución proletaria, que no adoptan la línea de masas como principal método de trabajo y dirección del partido y que no adoptan la lucha entre las dos líneas como instrumento para su desarrollo y fortalecimiento, etc. 

¿Cuáles eran los elementos innovadores (las nuevas discriminantes) del leninismo con relación al marxismo (entendido en sentido estricto, como cuerpo de pensamiento elaborado por Marx y Engels)? No voy a exponerlos en detalle uno por uno. Con respecto a esto remito a Stalin, Fundamentos del leninismo (1924). 

En síntesis, la aportación teórica de Lenin concierne a aspectos relacionados con la concepción del mundo y el método de acción que en el pensamiento elaborado por Marx y Engels no tenían un relieve y una definición que en correspondencia con la importancia política que asumían en la nueva situación (fase imperialista del capitalismo y comienzo de la revolución proletaria). La concepción del mundo elaborada por Lenin desarrollaba esos aspectos de forma más acorde con las necesidades de la lucha política que estaba al orden del día. Gracias a estos desarrollos del pensamiento, el partido de Lenin logró abrir el camino a la revolución y hacer frente con éxito a los oportunistas. Es decir, allí dónde habían fracasado los compañeros que se opusieron a los oportunistas defendiendo las posiciones de Marx y Engels en los demás partidos de la Segunda Internacional, pero sin desarrollar concepciones apropiadas a la nueva situación. Estos nuevos elementos de la concepción del mundo que no habían supuesto una condición indispensable para pertenecer a los partidos de la Segunda Internacional se convirtieron en condiciones indispensables para pertenecer a los partidos comunistas. Por consiguiente, el paso del marxismo al marxismo-leninismo ha estado dictado por las tareas políticas que los partidos comunistas debían cumplir. 

Es necesario reconocer que también el desarrollo de nuestra ciencia, es decir, de nuestra concepción científica del mundo, que unas veces denominamos globalmente marxismo (entendido en un sentido amplio, como concepción del mundo y método del movimiento comunista) y otras materialismo dialéctico, se desarrolla mediante evoluciones (acumulación gradual y cuantitativa de experiencias y conocimientos) y saltos cualitativos. Todos los miembros del movimiento comunista contribuyen al desarrollo del marxismo: aportan la experiencia que mueve y verifica el desarrollo de la teoría. Muchos miembros del movimiento comunista contribuyen al desarrollo del marxismo a un nivel más elevado: hacen el balance de la experiencia colectiva (común) y elaboran teorías. Gran parte de los dirigentes del movimiento comunista elaboran teorías que desarrollan nuestra doctrina. El paso del marxismo (entendido ahora en sentido estricto, como cuerpo doctrinal elaborado por Marx y Engels) al marxismo-leninismo es un salto cualitativo. El paso del marxismo-leninismo al marxismo-leninismo-maoísmo es otro salto cualitativo. Cuando en el movimiento comunista se produce un salto cualitativo, tiene lugar una lucha entre su parte más avanzada y su parte atrasada. La parte más avanzada destaca el carácter indispensable del nuevo término: por consiguiente, subraya lo que es nuevo, reafirma que lo nuevo desempeña el papel principal y dirigente. La parte atrasada rechaza o atenúa lo nuevo, trata de reducir lo nuevo a lo viejo, afirma que "lo presuntamente nuevo es, en realidad, erróneo ", o bien que "no hay sustancialmente nada nuevo", que "lo presuntamente nuevo es insignificante".  Pero el salto cualitativo se realiza , precisamente mediante la lucha de la parte avanzada contra la parte atrasada porque corresponde a las exigencias prácticas, hasta llegar a convertirse en teoría-guía y después en práctica revolucionaria. La parte avanzada pasa a ser en un primer momento la guía del movimiento comunista y después se convierte en el nuevo movimiento comunista. La parte atrasada se convierte en un primer momento en elemento interno de freno del movimiento comunista (en un aspecto de la lucha interna entre lo nuevo y lo viejo y entre lo verdadero y lo falso) para pasar después a ser instrumento de la lucha de la burguesía contra el movimiento comunista. 

Hay que reconocer que también el desarrollo del marxismo (entendido ahora en un sentido amplio) se desarrolla siguiendo la ley según la cual "el uno se divide en dos". Una tesis es común a todo el movimiento y ha presidido una fase de su desarrollo. Frente al desarrollo de la lucha práctica, esta tesis se revela insuficiente y se divide en dos. 

Ejemplo. Los marxistas durante el siglo XIX mantuvieron (contra los socialistas utópicos, contra los prudhonianos, contra los anarquistas y contra los blanquistas) la necesidad de que los partidos proletarios participaran activamente y de forma independiente en la lucha entre burguesía, por una parte, y la nobleza (clero y monarquía), por otra, entre los elementos más radicales de la burguesía y los elementos burgueses favorables a un acuerdo con la nobleza (el clero y la monarquía) y también, por consiguiente, en la forma parlamentaria que esta lucha adoptaba. Desde un primer momento los partidos proletarios apoyaron al sector más avanzado de la burguesía, después pasaron a ser los portavoces directos de las instancias democráticas de las masas populares (expresadas en los "programas mínimos" de los partidos socialistas) contra la burguesía que cada vez más pasaba a ser la parte reaccionaria de la sociedad. A partir de un cierto momento la tesis de que los partidos proletarios debían participar activamente y con independencia en la lucha entre los elementos más radicales de la burguesía y los elementos burgueses más atrasados se dividió en dos: una tesis mantenía que los partidos proletarios debían asumir como suyas las instancias democráticas de las masas populares contra la burguesía (en la revolución socialista o en la revolución de nueva democracia); la tesis opuesta sostenía que los partidos proletarios debían marchar junto a la burguesía progresista contra la burguesía reaccionaria. 

El leninismo no era una negación del marxismo (entendido ahora en sentido estricto), como sus adversarios sostenían hasta el punto de que a veces oponían a Lenin algunas frases de Marx ("la letra" del marxismo). El leninismo era un desarrollo necesario del marxismo ante la nueva fase y las nuevas tareas del movimiento comunista. El marxismo si no engendraba el leninismo degeneraba, se vaciaba de su alma revolucionaria, se convertía primero en una herramienta inútil y estéril y después en una herramienta utilizable por los enemigos del movimiento comunista. Como la experiencia histórica ha enseñado. 

El marxismo es la ciencia de la revolución proletaria y del tránsito de la humanidad del capitalismo al comunismo. Al igual que la obra de cualquier científico, la obra de Marx y Engels no es un compendio de todo el conocimiento existente en su campo. Sólo los metafísicos pueden concebir la elaboración de un sistema que contenga todo el conocimiento pasado y futuro. En efecto, según ellos las ideas no son un producto del cerebro humano, sino que existen por sí mismas, independientemente de los hombres, en la mente de dios o bajo cualquier otra forma. Por consiguiente, es posible "revelar" toda la verdad. En realidad los hombres han elaborado poco a poco a lo largo de su historia nuevas ideas adecuadas a las tareas que afrontaban a medida que se apropiaban en la práctica del mundo. Las ideas se enriquecen y cambian a medida que la práctica de los hombres se hace más rica y más compleja. Toda ciencia pasa por este proceso de desarrollo. También el marxismo. Y así seguirá siendo hasta que no se haya agotado el fenómeno que es su objeto: la revolución proletaria y la transición del capitalismo al comunismo. Marx y Engels han sido los fundadores del marxismo. Lenin y Stalin han sido los representantes de una etapa de su posterior desarrollo, el marxismo-leninismo. La primera oleada de la revolución proletaria, la construcción de los primeros países socialistas, el desarrollo del movimiento comunista en todo el mundo, el predominio de la influencia de la burguesía en su seno y su declive son una gran experiencia histórica que ha enriquecido el pensamiento comunista. Los que hoy quieren mantenerse simplemente como marxista-leninistas se privan de este enriquecimiento. No logran resolver los problemas a los que nos enfrentamos, sus discursos son justos, pero insuficientes. Todavía hablan de la infancia a un hombre que ya tiene los problemas de la adolescencia. 

La conclusión de esta premisa es la siguiente. Es el examen de la fase política que afrontamos, de las tareas políticas que los nuevos partidos comunistas tienen que acometer lo que nos obliga a concluir que los nuevos partidos comunistas no tienen que ser solamente marxista-leninistas, sino marxista-leninista-maoístas. 

Los comunistas debemos hacer frente a la segunda crisis general del capitalismo y dirigir la segunda oleada de la revolución proletaria. Es evidente que en el curso de la primera crisis general del capitalismo y la primera oleada de la revolución proletaria el movimiento comunista alcanzó grandes éxitos (un campo socialista extendido a una tercera parte de la humanidad y la formación de influyentes partidos comunistas en casi todo el mundo). Esta ha sido una confirmación práctica del marxismo-leninismo. Pero también es un hecho evidente que, durante la primera oleada de la revolución proletaria, el movimiento comunista no logró tomar el poder en los países imperialistas y que, a partir de la mitad del siglo XX, ya no supo aprovechar los grandes éxitos conseguidos desde entonces y proseguir su avance. Es evidente que en los cuarenta años siguientes se ha impuesto en su seno el revisionismo moderno que lo ha llevado también a perder los éxitos ya conseguidos. El maoísmo enriquece al marxismo-leninismo con el balance de la primera oleada de la revolución proletaria, con el balance de la corta vida de los primeros países socialistas, e indica cuáles han sido los límites que han impedido al movimiento comunista conseguir mayores éxitos y permitido que el revisionismo moderno prevaleciera en su seno. Si así es, es evidente que es indispensable que los nuevos partidos comunistas hagan suyo el marxismo-leninismo-maoísmo como concepción del mundo y método de pensamiento y acción. Los partidos que no lo adopten y se mantengan obstinadamente aferrados al marxismo-leninismo no serán capaces de afrontar las tareas políticas que hoy se plantean a los partidos comunistas. Por consiguiente, antes o después acabarán por oponerse a la revolución proletaria y pasarán al campo de la burguesía imperialista. 

¿Cuáles son los avances teóricos que el partido comunista necesita para llevar a cabo sus tareas políticas? ¿Cuáles han sido los límites del viejo movimiento comunista que se desprenden del balance de su avance y declive? ¿Cuál es la respuesta a las tareas que tenemos que afrontar? 

A continuación expondré que la respuesta a estas preguntas corresponde en gran parte a las aportaciones que el maoísmo ha dado al pensamiento comunista y que hacen del mismo la tercera etapa superior del pensamiento comunista.

 

NOTAS 

 

1. El papel histórico del internacional Comunista.  Conquistas y límites, en La Voce n. 2, págs. 31-36.

2. Nunca en la historia de la humanidad un movimiento político-ideológico se desarrolló tan ampliamente ni en tan poco tiempo como el movimiento comunista entre la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX).

3. Una demostración ejemplar de esto la ha dado el compañero A. Serafini en su conferencia Revolución socialista y dictadura del proletariado en el pensamiento leninista y en la experiencia histórica del bolchevismo (esta conferencia tuvo lugar en la casa del pueblo Andrea del Sarto, Florencia). En la segunda y última parte, su exposición llega a 1926. Para el período siguiente (¡y estábamos en mayo de 2001!) afirma que "es hoy tarea de los comunistas analizar a fondo tal experiencia [la posterior a 1926], tanto para extraer todas las enseñanzas válidas... como para verificar..." ¡Todo el problema es ése! 

4. Los CARC se posicionaron desde hace tiempo a favor del marxismo-leninismo-maoísmo. Rapporti Sociali n. 9/10 (septiembre de 1991) publicó el artículo Por el marxismo-leninismo-maoísmo. Por el maoísmo (en el mismo se exponen 10 contribuciones de Mao al pensamiento comunista). Entre 1991 y 1994 Ediciones Rapporti Sociali publicaron las Obras de Mao Tse-tung en 25 volúmenes. En 1993 publicaron también el folleto Sobre el maoísmo, tercera etapa del pensamiento comunista (donde se señalan 22 contribuciones).

5. En febrero de 2001 el Círculo Lenin de Catania se asoció a la redacción de Scintilla y publicó con ella una declaración conjunta que volvía a proponer los "puntos inamovibles" (mientras tanto los 20 puntos se convirtieron en 19, tras haber perdido silenciosamente por el camino ¡el punto 17!). En mayo de 2001 también la redacción de Política Comunista (Florencia) ha suscrito los 19 puntos.

6. Véase Lenin, Dos líneas en la socialdemocracia sobre la revolución democrática (1905), en Obras completas, vol. 9.

7. Stalin, Fundamentos del leninismo (1924), Introducción.