La crisis actual: crisis de superproducción de capital

Las crisis de la fase imperialista y las crisis del siglo XIX estudiadas por marx

Por el debate sobre la causa y naturaleza de la crisis actual
mercoledì 19 luglio 2006.
 

Sumario

Introducción

  1. ¿Hay actualmente una crisis en curso?
  2. La fase imperialista
  3. Las crisis de la fase imperialista y las crisis del siglo XIX estudiadas por marx
  4. Crisis generales y crisis economicas
  5. La teoria de la crisis general de superproduccion absoluta de capital
  6. Crisis general de superproduccion absoluta de capital y tendencia decreciente de la cuota de ganancia
  7. Superproduccion de mercancias y superproduccion de capital
  8. Superpoblacion y crisis general de superproduccion absoluta de capital
  9. El capital financiero y la crisis de superproducción absoluta de capital
  10. El papel revolucionario de las contradicciones objetivas y el papel revolucionario de la iniciativa subjetiva
  11. Dominar la teoria de la crisis actual y transformarla en linea politica

Las crisis de la fase imperialista y las crisis del siglo XIX estudiadas por marx

Nuestra tesis sobre la crisis actual afirma que, desde que el modo de producción capitalista entró en su fase imperialista, han cambiado la causa y la naturaleza de las crisis. En particular, la causa y la naturaleza de las crisis en la sociedad imperialista son diferentes de la causa y de la naturaleza de las crisis cíclicas de la época pre-imperialista (que se repetían aproximadamente cada diez años) descritas por Marx en El Capital.

Es un hecho constatado que esas crisis cíclicas decenales han acabado. Tuvieron lugar en 1815, 1825, 1836, 1847, 1857, 1867. La última de ellas se produjo en 1867, como afirma y explica Engels en el prefacio de 1886 a la edición inglesa del libro I de El Capital.

Es un error situar en un mismo plano las crisis económicas cíclicas de la época preimperialista (propias de la fase de maduración atravesada por el modo de producción capitalista durante la primera mitad del siglo XIX) (10) y las crisis generales de la fase imperialista, como si fueran fenómenos de la misma naturaleza.

El que confunde ambas, niega o atenúa el salto cualitativo dado en el terreno económico por el modo de producción capitalista en el tránsito de la etapa de su afirmación y crecimiento (es decir de la etapa preimperialista), a la época de su decadencia, descomposición e ineluctable reemplazamiento por el socialismo (es decir, a la fase imperialista). La incomprensión y atenuación de este salto cualitativo en el terreno económico tienen efectos importantes en el plano político: con ellas se despoja de su base material, económica, el salto realizado en los objetivos y, por tanto, en los métodos de lucha y formas de organización del proletariado, desde el momento en que éste ha pasado de la época de preparación de las fuerzas revolucionarias a la de las revoluciones proletarias (salto cuya expresión teórica es el leninismo) (11). ¿Significa esto entonces que quien no comprende el movimiento económico jamás y en absoluto podrá comprender el movimiento político? Ciertamente no, la historia nos ofrece no pocos ejemplos en sentido contrario (12). Lo que queremos decir es que quien elabora un análisis del movimiento político sin tener en cuenta la base económica de la que es expresión:

1) se expone a caer en grandes errores;

2) se priva de una parte importante de los instrumentos que puede emplear en la lucha contra los análisis y líneas políticas erróneas;

3) deja el campo libre a los seguidores subjetivistas de su mismo análisis y de su línea (a los que, por tanto, comparten la línea política del momento, pero en base a las concepciones o intereses de otras clases).

Un ejemplo: hemos expuesto la tesis sobre la situación revolucionaria en desarrollo (13). Esta tesis, en términos políticos, sostiene que la crisis actual es la segunda crisis general de superproducción absoluta de capital. Algunos camaradas comparten la primera tesis (sobre la situación revolucionaria en desarrollo), pero no comparten la segunda. Es evidente que su adhesión a la primera tesis es de naturaleza empírica, es decir, que está basada únicamente en la observación muy atenta, desde un punto de vista revolucionario y con un espíritu revolucionario, de los acontecimientos políticos corrientes. Así pues reúnen y seleccionan los acontecimientos políticos que muestran la inestabilidad de los sistemas políticos actuales (del mundo y de cada país), perciben de alguna manera la relación que les une y que hace de cada uno de ellos una manifestación singular y particular de una misma tendencia, y eliminan o infravaloran, como secundarios o desdeñables, los acontecimientos políticos de signo contrario (14). Pero, ¿cómo reaccionarían si durante algunos años (como es posible) numerosos e importantes acontecimientos políticos mostrasen una estabilización de la situación política (como, por ejemplo, ha sucedido en los años 20 y 30 con la instauración de regímenes fascistas en algunos países)? ¿Qué argumentos pueden oponer a todos aquellos que reúnen y ponen en primer plano los numerosos y reales acontecimientos políticos que, incluso ahora, tomados separadamente uno por uno, muestran una estabilización de la situación política (por ej.: la sumisión del actual gobierno ruso a la OTAN y al Fondo monetario internacional, la ampliación del papel de gendarme mundial desempeñado por los Estados Unidos, etc.)? En realidad, los acontecimientos políticos de ese segundo orden también confirman y verifican nuestra tesis. Pero la conexión entre estos hechos aparentemente contrarios y la situación revolucionaria en desarrollo es una conexión indirecta, con mediación, porque no está en el movimiento político, sino en el movimiento económico de la sociedad. Evidentemente esta conexión es oscura e incomprensible para quien no comprende el movimiento económico de la sociedad. Es esta incomprensión compartida la que hace aparecer algunas veces la oposición entre los partidarios de la tesis de la situación revolucionaria en desarrollo y los partidarios de la tesis de la situación contrarrevolucionaria como un problema de "temperamento", de "voluntad" o de "talento". Esta incomprensión debilita la adhesión a la tesis de la situación revolucionaria en desarrollo y la expone a las vicisitudes de la vida individual y de la lucha política (que inevitablemente tienen altos y bajos), hasta el punto de que, en el caso de algunos camaradas, esa adhesión es resultado de un acto de fe o solamente del "optimismo de la voluntad" y no un resultado de la razón (15).

Una parte de los partidos comunistas de la III Internacional (Internacional Comunista), en particular los de Europa occidental, no consiguió dirigir victoriosamente la lucha llevada a cabo por las masas populares contra la burguesía imperialista durante la primera crisis general (1910-1945). ¿Por qué? Porque justamente no comprendieron suficientemente el salto dado por el modo de producción capitalista en el terreno económico al pasar de la etapa preimperialista a la fase imperialista. No comprendieron que se trataba de una crisis general a largo plazo y que, por consiguiente, actuaban en una situación revolucionaria en desarrollo. Tampoco comprendieron el papel de las formas antitéticas de la unidad social (FAUS) que los grupos imperialistas estaban poniendo en pie en su lucha contra la clase obrera y en las luchas que sostenían entre sí. Los grupos dirigentes de la III Internacional (16) y de cada uno de sus partidos comunistas no vieron, en el movimiento económico de la sociedad de los años 20, 30 y 40, más que una sucesión de períodos de crisis y períodos de estabilización (es decir, únicamente una sucesión de recesiones y reactivaciones a corto plazo) y no la crisis general específica de esos años que, por el contrario, transformó el panorama económico, político y cultural de todo el mundo y finalizó en 1945. Esto hizo que su acción política careciese de clarividencia y de visión estratégica, favoreció la elaboración de tácticas sin estrategia (intentos insurreccionales sin acumulación de fuerzas, enfrentamientos con la vista puesta en un desenlace rápido (17), etc.); impidió la transformación de las guerras victoriosas contra la primera agresión imperialista de la URSS y contra el nazismo y el fascismo en una lucha victoriosa por la instauración del socialismo. En definitiva, este límite impidió a los comunistas enfrentarse victoriosamente a los grupos revisionistas cuando en 1945 finalizó la crisis general. La tesis de que el maoísmo es la tercera etapa superior del pensamiento comunista, tras el marxismo y el leninismo, se basa también en el balance hecho por Mao Tse-tung de las experiencias de la revolución proletaria durante la primera crisis general de superproducción absoluta de capital (1910-1945) más que en el balance de la construcción del socialismo y de la continuación de la lucha de clases en la sociedad socialista.

Los camaradas que atenúan o ignoran el salto realizado durante el tránsito de la fase preimperialista a la fase imperialista no pueden comprender cuáles han sido los errores y límites subjetivos (es decir, de comprensión, de análisis, de línea política y de método) que han impedido a distintos partidos comunistas (en particular a los de los grandes países imperialistas) conducir las luchas de las masas populares a la victoria en el curso de la prolongada situación revolucionaria de 1910-1945. De ahí los límites con los que ha sido llevada a cabo la lucha contra el revisionismo moderno en los años 60 y 70. En nuestro país, algunos camaradas han considerado esencialmente la lucha contra el revisionismo moderno como una lucha por continuar la trayectoria seguida por el PCI hasta el VIII congreso (es el límite que caracteriza al Partido comunista de Italia m-l); otros la han concebido básicamente como la eliminación de un aspecto (ciertamente importante) del revisionismo y han trocado la "vía pacífica" de Togliatti y Kruschev por la "lucha armada por el comunismo" (es el límite que caracteriza a las Brigadas Rojas en el período en que persiguieron el objetivo de reconstruir el Partido Comunista). No es extraño, pues, que muchos camaradas, empeñados inicialmente en la lucha contra el revisionismo moderno durante el período del "capitalismo de rostro humano", a causa de su incomprensión del movimiento económico de la sociedad, hayan acabado separándose y aislándose de las masas populares y de la clase obrera y hayan contrapuesto su "conciencia avanzada" (en realidad su adhesión dogmática al marxismo-leninismo) al movimiento real de las masas obreras y populares. No comprendían justamente la naturaleza de la situación y que no existía todavía una situación revolucionaria.

En resumen, si en general ya es de por sí difícil elaborar una línea política justa manteniéndose en el terreno político, resulta imposible defenderla frente a sus adversarios basándose exclusivamente en ese terreno. Por una parte, sólo la comprensión del movimiento económico de la sociedad asegura de hecho una base sólida a la estrategia (y elaborar la táctica sin encuadrarla en una estrategia, es como dirigir el rumbo de un barco a ojo: si se adivina la ruta es una suerte y, en la lucha política, los errores se pagan). Por otra parte, en la lucha política no sólo se producen éxitos y avances, sino que también en ella se producen inevitablemente fracasos, derrotas, retrocesos, períodos de estancamiento y períodos de preparación paciente y gris, es decir, períodos en los que "los hechos corrientes" no ayudan a confirmar por sí mismos de una manera clara e incontrovertible (caso por lo demás bastante raro) la validez de nuestra línea política. De ello se aprovechan inevitablemente nuestros adversarios.


Notes:

10. Marx ha puesto de manifiesto en diferentes pasajes de sus obras:
- que la posibilidad de la crisis económica en el sentido capitalista (es decir, una crisis debidas a las relaciones de producción y no a la inadecuación de las fuerzas productivas para producir las condiciones materiales de existencia en cantidad suficiente para toda la población, sino al contrario una crisis con superproducción de bienes) surge con el comienzo de la producción capitalista, que es esencialmente una producción para la acumulación de capital en lugar de una producción para el consumo; esta posibilidad se desprende de la naturaleza misma del modo de producción capitalista y está presente desde el comienzo hasta el final;
- que es necesario comprender el desarrollo concreto de cada crisis, su causa y su naturaleza en base a las condiciones históricas concretas de cada sociedad y de cada fase.
En particular estudió las crisis cíclicas (decenales) que tuvieron lugar durante la primera mitad del siglo XIX, cuando el modo de producción capitalista estaba alcanzando su madurez y se estaban creando, por consiguiente, las condiciones para su superación. Entre ellas, ocupando el primer lugar, la clase obrera se estaba constituyendo como clase políticamente independiente de la burguesía y de otras clases populares.

11. Esta tesis es claramente enunciada y demostrada por Stalin al comienzo de Fundamentos del leninismo (1924).

12. Un ejemplo importante de lo que decimos es el ofrecido por Rosa Luxemburgo. Esta gran protagonista del movimiento comunista tuvo una concepción errónea del movimiento económico de la sociedad de su tiempo, pero tuvo la intuición exacta del carácter revolucionario de la fase. Es necesario añadir que no es suficiente con captar bien el movimiento económico de la sociedad para tener una comprensión exacta del movimiento político y aún menos para ejercer en él el papel de comunistas, es decir, de organizadores y dirigentes de la transformación revolucionaria del estado de cosas existente. Baste recordar dos ejemplos célebres, como el de Plejanov y Kautsky.
Y es que no se puede elaborar una concepción profunda, racional y científica del movimiento político ni una línea política científica, si no se comprende el movimiento económico de la sociedad. En efecto, el movimiento político no es un movimiento autónomo, sino un movimiento que tiene lugar en la superestructura del movimiento económico. A veces los motivos y la continuidad real del movimiento político no pueden ser descubiertos basándose exclusivamente en él porque residen en el movimiento económico. Algunos cambios políticos, incomprensibles si nos mantenemos en el plano político, se hacen comprensibles si se analiza su base económica.

13. (13) Ver Sobre la situación revolucionaria en desarrollo, Rapporti Sociali n. 9/10. La traducción en castellano de este trabajo se puede encontrar en la recopilación de escritos de los CARC publicada por el PCE(r) en mayo de 1993 bajo el título de Textos para el debate en el movimiento revolucionario europeo (II).

14. Precisamente porque eliminan los acontecimientos aparentemente contrarios a sus tesis y a veces exageran los acontecimientos favorables, es por lo que sus análisis son poco convincentes y aveces suenan falsos.

15. "Optimismo de la voluntad y pesimismo de la razón" es la fórmula utilizada por esos camaradas para justificar la contradicción en que viven y que sólo la comprensión del movimiento económico de la sociedad podrá resolver; de hecho, esta comprensión pone de manifiesto las razones de peso que existen para el optimismo y demuestra que el "pesimismo de la razón" es en realidad el "pesimismo de la razón burguesa", es decir, de la razón que elabora la experiencia de declive vivida por la burguesía.

16. Ver a este respecto las tesis de los congresos y resoluciones de las reuniones del Comité ejecutivo (CE) de la III Internacional sobre el movimiento económico y, en particular, las tesis elaboradas por el economista de la IC, E.Varga. Un instrumento útil para realizar este análisis nos lo proporciona el estudio de los índices de la Internacional Comunista (1921-1939) y de La Correspondencia Internacional (1921- 939), publicados (en francés) por el Centro de documentación Filorosso. En relación con este tema se pueden consultar también:
- la parte dedicada al análisis de la situación internacional del Informe presentado por Stalin al XV Congreso del PC(b) de la URSS (1927).
- y los documentos del XIX Congreso del PC(b) de la URSS (1952).

17. Un ejemplo de esto se puede ver, por lo que se refiere a España, en la Aproximación a la Historia del PCE, elaborada por el PCE (r), aunque sin afrontar el problema desde el punto de vista de la concepción que guiaba a la IC. El libro ha sido publicado en Italia por los CARC bajo el título de La guerra de España, el PCE y la Internacional Comunista.