La crisis actual: crisis de superproducción de capital

Superproduccion de mercancias y superproduccion de capital

Por el debate sobre la causa y naturaleza de la crisis actual
giovedì 20 luglio 2006.
 

Sumario

Introducción

  1. ¿Hay actualmente una crisis en curso?
  2. La fase imperialista
  3. Las crisis de la fase imperialista y las crisis del siglo XIX estudiadas por marx
  4. Crisis generales y crisis economicas
  5. La teoria de la crisis general de superproduccion absoluta de capital
  6. Crisis general de superproduccion absoluta de capital y tendencia decreciente de la cuota de ganancia
  7. Superproduccion de mercancias y superproduccion de capital
  8. Superpoblacion y crisis general de superproduccion absoluta de capital
  9. El capital financiero y la crisis de superproducción absoluta de capital
  10. El papel revolucionario de las contradicciones objetivas y el papel revolucionario de la iniciativa subjetiva
  11. Dominar la teoria de la crisis actual y transformarla en linea politica

Superproduccion de mercancias y superproduccion de capital

Algunos camaradas sostienen que la causa de la crisis actual es la superproducción de mercancías (bienes de consumo, materias primas, servicios y medios de producción). Las quejas de cada industrial y comerciante sobre las dificultades que tienen para dar salida a la producción, la competencia cada vez más fuerte entre productores de mercancías (22), los centros productivos que trabajan por debajo de su capacidad, las fábricas cerradas y las tierras en barbecho confirman la superproducción de mercancías. La afirmación de estos camaradas parece verse confirmada por los hechos. Pero, como trataremos de demostrar, su tesis sobre la causa y naturaleza de la crisis actual está vacía de contenido y es superficial, como lo es el diagnóstico de un médico que, antes de averiguar si un enfermo padece tuberculosis, gripe, apendicitis u otra enfermedad, se limita a señalar que el enfermo tiene fiebre, ¡que la causa de la enfermedad es la fiebre! Sin duda alguna hay superproducción de mercancías, pero la superproducción de mercancías es, en efecto, una manifestación de la crisis y puede tener diversas causas. ¿Cuál es la causa de la actual superproducción de mercancías? ¿Por qué en torno a 1975 cesó de crecer o, peor aun, comenzó a decrecer, aunque con altibajos, el ritmo de expansión del mercado mundial (de la masa de mercancías anual objeto de negociación)? Estas son las cuestiones a las que es necesario responder.

¿En qué consiste la superproducción de mercancías?

Los capitalistas producen mercancías en cantidad superior a la que pueden vender, pues los trabajadores y los capitalistas compran menos mercancías de las que se producen o bien los capitalistas tienen crecientes dificultades para vender todas las mercancías que producen o que podrían producir dada la capacidad productiva de sus empresas, o bien el mercado (el volumen de mercancías negociadas) no se amplía suficientemente o se amplía de un año a otro a un ritmo decreciente (en lugar de a un ritmo creciente como el capital requiere) e incluso se contrae. El rasgo común a todos estos casos de superproducción de mercancías, es que la demanda de éstas no aumenta al ritmo necesario para la valorización de todo el capital existente. El capital es "valor que se valoriza". Valorización del valor significa aumento (cuantitativo) del valor, por consiguiente, incremento continuo de la masa de valor que recorre el ciclo dinero-mercancías-producción-mercancías-dinero, como un río que dibuja una espiral que se agranda y toma más fuerza en cada giro de su curso. En efecto, en cada ciclo de valorización (D-M-P-M’-D’), el capital pasa de un valor dado (C), compuesto por capital constante (c) más capital variable (v) [C=c+v], a un valor más grande (C’), compuesto por el capital constante y variable anterior más la plusvalía producida [C’= c+v+pv]. Las mercancías producidas en el ciclo precedente tenían un valor global C, mientras que las producidas en el nuevo ciclo tienen un valor global más grande (C’). El volumen (el número, la cantidad) de mercancías producidas aumenta todavía más (dado el aumento de la productividad del trabajo humano). Esto determina (y fija) el ritmo al cual se deberá ampliar la demanda para que todas las mercancías producidas puedan ser vendidas y para que, por tanto, el capital pueda realizar completamente el ciclo de su valorización como ciclo de producción de mercancías y pueda volver a intervenir en el nuevo ciclo con una potencia aumentada. Decir superproducción de mercancías, significa que la realización de las mercancías producidas (es decir, su transformación en dinero, su venta) no sigue a su producción, limita su producción y más concretamente el aumento de la misma.

¿Qué es lo que determina la demanda real de mercancías en la sociedad actual? Si admitimos (para simplificar) que los trabajadores gastan todo su salario en comprar mercancías (es decir, que no ahorran nada), la demanda real de mercancías está determinada por el volumen de las inversiones de los mismos capitalistas, sea en capital constante (medios de producción y materias primas), sea en capital variable (bienes de consumo y servicios comprados por los trabajadores con su salario). Si el volumen de las inversiones de los capitalistas en la producción de mercancías (en capital constante y en capital variable) es igual a todo el capital existente, la demanda real de mercancías es igual a la oferta. El capital C (bajo la forma de dinero) con el que comienza el nuevo ciclo productivo es igual al capital C (bajo la forma de mercancías) con el cual se ha terminado el ciclo anterior. El último paso del ciclo precedente M’-D’ coincide con el primer paso del nuevo ciclo D-M. En esta hipótesis, el dinero funciona solamente como medio de cambio y no presenta ningún problema (23). En esta hipótesis se reúnen las condiciones de equilibrio dinámico de la reproducción ampliada, expuestas por Marx en el libro II de El Capital. Lenin, en su escrito A propósito de la llamada cuestión de los mercados y en otros trabajos contra los populistas contenidos en los volúmenes 1,2 y 3 de sus Obras, demuestra que las condiciones de equilibrio dinámico de la reproducción ampliada son, en primer lugar, “independientes del consumo de las masas populares”: este consumo puede también verdaderamente disminuir (fenómeno que se ha verificado realmente en algunos países en la fase de acumulación primitiva o en períodos de guerra) porque "toda" la demanda de mercancías puede ser satisfecha por el "consumo productivo" (es decir, por la demanda de servicios, medios y materiales para la producción por parte de los mismos capitalistas), por el Estado o por el mercado exterior (24).

Así pues, la pregunta de "porqué en las sociedades imperialistas la demanda de mercancías ha dejado de crecer en un determinado momento (no siempre, no permanentemente) al ritmo que necesita la valorización de todo el capital existente", lleva a plantearse otra pregunta: "¿por qué en un determinado momento la inversión de los capitalistas en la producción de mercancías (en capital constante o variable) deja de crecer al ritmo que precisa el empleo de todo el capital existente en la producción de mercancías?". Nuestra respuesta es la siguiente: "Porque si la inversión aumentara a ese ritmo, es verdad que los capitalistas no tendrían ningún problema de realización, pero la plusvalía producida no aumentaría e incluso bajaría". En resumen, porque se ha producido más capital del que puede existir según las leyes del mismo capital, porque hay superproducción absoluta de capital (es decir, extendida a todos los sectores). Esta cuestión se aborda más detalladamente en los artículos de Rapporti Sociali citados en la nota 2. En ellos mostramos también el mecanismo interno del capitalismo que rige el cese del incremento o disminución de la plusvalía producida y demostramos, basándonos en el análisis del capital hecho por Marx y en las leyes por él descubiertas, que en el seno del modo de producción capitalista se produce en un determinado momento (25) un conflicto inevitable e irresoluble entre la producción de la plusvalía y la realización del valor del producto. Para no tener problemas en la realización del valor del producto, los capitalistas deberían invertir en el proceso productivo todo el capital acumulado, aunque de esta manera baje la plusvalía extraída; por consiguiente deberían conformarse con producir menos plusvalía (26). Para no producir menos plusvalía, los capitalistas no deben invertir en el proceso productivo todo el capital acumulado, es decir, que deben producir menos valor y no valorizar todo el capital acumulado: de ahí la superproducción de mercancías y la superpoblación (paro y marginación) (27). Pero por su naturaleza, el capital no puede aceptar ni lo uno (producción de menos plusvalía) ni lo otro (no valorizar todo el capital). De ahí la crisis general, el cambio profundo del ordenamiento existente al que el capital se ve forzado y la situación revolucionaria en desarrollo. Así pues, no hay "derrumbe del capitalismo", sino agudización de todas las contradicciones: contradicciones entre los grupos imperialistas (y entre sus Estados y diferentes asociaciones) y contradicciones entre la burguesía imperialista y las masas populares con dos desenlaces posibles: movilización revolucionaria o movilización reaccionaria de las masas, revolución socialista o guerra. La crisis económica no desemboca en el derrumbe del sistema, sino que se transmuta en crisis política y cultural, asume la forma y el contenido de la crisis política y cultural.

Esta es la respuesta a la que nuestros críticos se deben ajustar. En ese caso estaremos encantados de responder a sus críticas; todo esto nos permitirá avanzar conjuntamente en la comprensión de la causa y de la naturaleza de la crisis actual, en la comprensión del movimiento económico de la sociedad actual y, por tanto, en la comprensión de su movimiento político y cultural.

Por consiguiente, en las crisis generales de la sociedad imperialista, la superproducción de mercancías es una consecuencia de la superproducción de capital, una de sus consecuencias inevitables. En abstracto (es decir, si se hace abstracción de las relaciones efectivas de producción, o sea, de las relaciones capitalistas de producción), la sociedad puede consumir todo e incluso podría consumir una cantidad mayor de bienes y servicios que la que hoy produce (o que llega a producir, dada las relaciones capitalistas de producción dominantes en su seno). Pero en ciertas situaciones, a fin de respetar las relaciones capitalistas de producción, la sociedad no puede consumir todos los bienes y servicios que puede producir dentro del contexto de las relaciones capitalistas de producción. Es decir, que estas relaciones imponen reducir la producción efectiva con relación a la producción posible. O sea que si los capitalistas produjeran todo cuanto pueden producir, comprometerían las condiciones de realización de toda la producción y se verían obligados a reducirla. Pero al mismo tiempo cada fracción del capital debe incrementarse, pues va implícito en su propia naturaleza: lo que provoca inevitablemente el estremecimiento general de la misma sociedad. Es pues necesario y posible superar el modo de producción capitalista y comenzar la construcción de una sociedad comunista. El sistema capitalista impide que la sociedad pueda consumir todos los bienes y servicios que produce, precisamente porque no puede invertir en el nuevo ciclo productivo todo el capital que existe bajo la forma de mercancías al final del ciclo productivo que acaba de terminar, so pena de producir una plusvalía inferior o igual a la producida, pero con un capital inferior (28).

¿Es la superproducción de mercancías la primera manifestación de la crisis general de superproducción absoluta de capital? Normalmente sí, si adoptamos un criterio cronológico. Para los capitalistas la primera alerta surge cuando los pedidos que reciben no aumentan o disminuyen. ¿Es esta manifestación la más patente, clara y directa de la crisis? Sí, salvo en los sectores y períodos en los que los capitalistas establecen acuerdos de cartel y de monopolio para limitar la producción. Hoy, la mayor parte de las unidades productivas (salvo las que trabajan a pleno rendimiento porque sus patronos consiguen eliminar a los competidores y ampliar su mercado) trabajan con una capacidad reducida, ajustando la producción a la demanda, hasta que se hagan efectivos los acuerdos para la limitación de la producción o las financiaciones públicas acordadas a los que no producen (por ejemplo, a los que dejan la tierra en barbecho, eliminan el ganado productor de leche, cierran las minas o desmantelan las instalaciones de producción de fibras sintéticas o de acero).

Esta demostración prueba también que el fomento de una demanda suplementaria de mercancías por el Estado (con una política de trabajos e inversiones públicas, es decir, con una política keynesiana) no pone fin a la crisis, ya que ésta no tiene su origen en una demanda insuficiente de mercancías. Por consiguiente, la "solución de la crisis" propuesta por los reformistas para poner fin a la misma es ineficaz, una ilusión. La superproducción de mercancías, aunque momentáneamente se detenga, vuelve a manifestarse, si es que la crisis no se manifiesta de otra forma (por ejemplo, con el aumento ilimitado de la deuda pública). Sin embargo, ello no quita para que los gastos e inversiones públicas sean una justa reivindicación de los trabajadores para defender sus condiciones de vida, "a la espera" de eliminar la causa real de la crisis (y, por consiguiente, en tanto no se pone fin a la misma), es decir, en tanto no se acabe con el modo de producción capitalista. Igualmente ineficaz es la solución de reducir la producción (con "menos horas, menos salarios" y otras medidas semejantes), propuesta (y aplicada) por los reaccionarios.

No obstante, la superproducción de mercancías no es, ni siquiera en el terreno económico, la única manifestación de la superproducción absoluta de capital. En varios artículos de Rapporti Sociali citados en la nota 2, en particular en el artículo Crac bursátil y capital financiero, hemos señalado y mostrado otras manifestaciones de la crisis actual de superproducción absoluta de capital (entre ellas el aumento de las actividades financieras), por lo que, para abreviar, remitimos a nuestros lectores a este último artículo.


Notas:

22. Conviene remarcar aquí que la competencia no es la causa de la crisis, como afirman los burgueses cuando reclaman la protección del Estado para defender sus intereses -proteccionismo- sino solamente uno de los efectos de la crisis).

23. Lenin lo demuestra ampliamente en los escritos citados más adelante, mientras que Rosa Luxemburgo malinterpreta este punto, afirmando que la imposibilidad, o las dificultades de la realización, se derivan de la falta de dinero.

24. La tesis de que la causa de la crisis reside en el subconsumo de las masas populares (es decir, en los bajos salarios y en general en los bajos ingresos de las masas populares) ha sido expuesta sistemáticamente, en el siglo XIX, por el economista suizo Sismondi y refutada por los marxistas, sobre todo por Lenin. Por tanto es sobre esta tesis donde se han basado y se basan las recetas ilusorias con las que los políticos reformistas y las diversas categorías de "amigos del pueblo" tratan de desligar a las masas de la revolución. Esta es también la base de las interpretaciones de la crisis dadas por los "revolucionarios" partidarios del economismo y, en general, por todos aquéllos que limitan la acción de las masas a las reivindicaciones económicas, en detrimento de la lucha por la conquista del poder.

25. Este determinado momento corresponde a una dimensión alcanzada por el capital acumulado y por consiguiente a un nivel alcanzado por la cuota de ganancia. Cuando el capital acumulado ha alcanzado un cierto nivel, una acumulación posterior crea ese conflicto. Ahí está, y únicamente ahí, el límite del desarrollo que los hombres contemporáneos encuentran realmente en su camino (y no en la falta de materias primas, de fuentes energéticas o de otros recursos naturales, como predican los diversos apologistas del capital, ingenuamente o de mala fe, como, por ejemplo, los portavoces del Club de Roma).

26. Dado el reparto entre el capitalista empresario y el capitalista banquero o financiero, la disminución de la plusvalía se presentará por ahora como un balance en números rojos del empresario. Este debe dar (de hecho o nominalmente) un interés fijo al capital prestado, a las obligaciones, etc., así como una renta fija a los titulares de las condiciones naturales de la producción (terrenos, yacimientos, etc.). Si la masa de plusvalía disminuyera mientras que la masa de intereses y las rentas fijas se mantienen invariables, el balance quedaría en números rojos. Aquí se ve la "inconsistencia científica" de todas las teorías de la "ciencia económica" burguesa que postulan el balance de la actividad de cada empresa e imponen, en nombre del mismo, reestructuraciones, despidos, reducciones salariales, etc.

27. Por consiguiente, la contradicción está por completo dentro del modo de producción capitalista, donde, de hecho, la producción de bienes y servicios no está concebida para satisfacer las necesidades de los hombres, sino para producir plusvalía.

28. "Pero, en fin -podrían decir nuestros lectores-, bastaría que los capitalistas renunciasen a producir cada vez más mercancías. Reproducción simple en lugar de reproducción ampliada". Pero el capital, por su propia naturaleza, debe aumentar, valorizarse y producir plusvalía. El capital es un "valor que se valoriza". Esta ley se impone a todo capitalista, a través de la competencia: o aumenta el capital o quiebra. Si no hay reproducción ampliada del capital, no puede haber reproducción simple. Por el contrario, se produce una conmoción general de la economía y, por tanto, de toda la vida social, la competencia sin cuartel en los mercados, en las nuevas inversiones y en las rentas, guerras (no para "liquidar las mercancías que no se han vendido", como sugieren algunos de los que hacen del marxismo una caricatura, sino como instrumento necesario para resolver las crisis políticas que la crisis económica produce y como resultado de la movilización reaccionaria de las masas a la que la crisis obliga a la burguesía imperialista).